El Existencialismo
El existencialismo fue una corriente cultural que dominó la
escena francesa durante las décadas del 40 y 50 del siglo XX. Sus
exponentes más renombrados son Jean- Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Gabriel
Marcel y Albert Camus. Entre los exponentes alemanes podemos identificar a Karl
Jaspers y Martin Heidegger , y sus raíces se encuentran las obras de Friedrich
Nietzsche, Søren Kierkegaard y Fiódor Mijáilovich Dostoyevsky. Como rasgo
general de la filosofía existencialista en particular, se suele establecer que
el existencialismo filosófico considera que la existencia humana no tiene un
sentido ni una naturaleza predeterminada.
La libertad de elección de nuestras acciones e interacciones
con el mundo es la fuente de búsqueda, revelación y creación de sentido. Esta
libertad de elección, cuando se la asume, se traduce en una carga de
responsabilidad que genera desesperación y angustia. La elusión de esta
responsabilidad y de la libertad de elección se entiende como mala fe.
Los existentes
humanos actúan de mala fe cuando se rehúsan a tomar su libertad u ocultan su
responsabilidad en la desvelación y creación de valores y sentido. Por último,
el existencialismo filosófico toma como noción central el concepto de
autenticidad, como oposición a la mala fe.
Copleston, en su ensayo de sistematización de la doctrina
existencialista advierte, con razón, y como pasa en muchos otros “-ismos” de la
filosofía, que, si bien se puede tomar como lema general del existencialismo la
idea de que el existente humano es libre y sus elecciones libres configuran su
esencia, los filósofos y las filósofas incluidas bajo esta doctrina bien
podrían no ser necesariamente existencialistas (Cfr. Copleston, 1948: 19)
. Por otro lado, entre quienes se han reconocido como
existencialistas tenemos, por ejemplo, existencialistas que incluyen como nota
central del existencialismo al ateísmo (como es el caso de Sartre y Beauvoir),
y existencialistas como Marcel y Nikolái Berdiáyev que lo entienden como una
doctrina a la vez filosófica y religiosa. Dufrenne, en la misma dirección, nos
advierte que no existe un existencialismo sino diversos existencialismos.
Solomon, por su
parte, insiste en que el existencialismo no puede ser entendido como una
doctrina emplazada en un momento histórico en tanto que es, en sí mismo, una
actitud vital y no un sistema filosófico (Solomon, 2005: xix). Barnes, aún más
restrictiva, considera que dentro del existencialismo sólo se debería contar a
Sartre, Beauvoir y Camus, en tanto, para ella, han sido los únicos que han
sistematizado filosóficamente las tendencias de la actitud existencialista.
A pesar de estas
advertencias de lxs historiadorxs del existencialismo, sabemos que cuando
decimos “existencialismo” queremos decir que hay algo que los y las denominadas
“existencialistas” tienen en común irremediablemente, sean cuales fueren lxs
autorxs que podamos considerar existencialistas.
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